Cada día, millones de trabajadores se calzan sus botas de seguridad antes de comenzar la jornada laboral. Pero pocos conocen la fascinante evolución histórica de este elemento de protección que, literalmente, nos mantiene en pie. En NAPA Seguridad Laboral, con sede en Vilafranca del Penedès, queremos acercaros la historia, la curiosidad y la tecnología que hay detrás de un EPI tan esencial.
De los zuecos de madera a los composites del siglo XXI
La protección de los pies tiene un origen sorprendente que se remonta a la Revolución Industrial. En los campos franceses y en las primeras fábricas holandesas, los trabajadores utilizaban «sabots», unos zuecos de madera que les protegían de objetos pesados que caían. Curiosamente, de ahí proviene la palabra «sabotaje». Durante las protestas laborales, los obreros lanzaban estos zuecos a la maquinaria para detener la producción, un acto de resistencia que ha dado nombre a una práctica que ha perdurado hasta nuestros días.
No fue hasta los años 30 del siglo XX en Estados Unidos cuando se comenzaron a comercializar las primeras botas con puntera de acero reforzada. La razón no era altruista: las empresas querían reducir las crecientes demandas por responsabilidad civil y los costes de compensación laboral. Lo que nació por intereses económicos ha acabado salvando innumerables vidas.
La revolución de los materiales: más protección con menos peso
Durante décadas, la puntera de acero fue el estándar indiscutible. Pero tenía un problema evidente: el peso. Un trabajador que camina una media de 10 kilómetros diarios con botas que pesan 200 gramos más acaba cargando el equivalente a 2 toneladas adicionales durante su jornada laboral. Esto no solo provoca fatiga, sino problemas musculoesqueléticos a largo plazo.
La tecnología actual ha revolucionado este campo. Los composites de fibra de vidrio, las aleaciones de aluminio y los polímeros de alta resistencia ofrecen la misma protección frente a impactos de 200 julios, pero con una reducción de peso de hasta el 50%. Además, estos materiales no conducen ni el frío ni el calor, lo que mejora notablemente el confort térmico del pie.
La importancia del calzado adecuado para cada entorno
No todo el calzado de seguridad sirve para todo. Un trabajador del sector vitivinícola necesita protección química e impermeabilidad total durante la vendimia, pero no requiere la misma suela antiperforación que un operario de la construcción que camina sobre materiales punzantes. Un técnico electrónico necesita propiedades antiestáticas para no dañar los componentes, mientras que un forjador requiere resistencia a temperaturas extremas.
Esta especificidad es la razón por la cual la normativa europea ha evolucionado hacia un sistema de categorías y pictogramas que permiten identificar rápidamente qué protecciones ofrece cada modelo. La reciente actualización de la norma EN ISO 20345:2022 ha introducido nuevas categorías más precisas para adaptarse mejor a la realidad de los entornos laborales contemporáneos.
El factor humano: cuando la seguridad choca con la comodidad
Uno de los grandes retos de la seguridad laboral es conseguir que los trabajadores utilicen correctamente los EPIs. Y la principal razón de incumplimiento no es la negligencia, sino la incomodidad. Un estudio revela que el 60% de los trabajadores que no utilizan el calzado de seguridad de forma continuada lo hacen por motivos de confort.
Por ello, los fabricantes modernos han invertido en tecnologías de absorción de impactos, plantillas ergonómicas, materiales transpirables y diseños anatómicos. El resultado son calzados que no solo protegen, sino que mejoran la calidad de vida laboral, reducen la fatiga y, paradójicamente, aumentan la productividad.
La realidad del Penedès: diversidad industrial, diversidad de riesgos
En la comarca del Penedès convivimos con una gran diversidad de actividades industriales. Desde el sector vitivinícola, con sus necesidades específicas durante la vendimia y los procesos de limpieza, hasta la industria de la automoción, la logística y la construcción. Cada sector presenta riesgos diferentes y, por tanto, requiere soluciones de protección específicas.
Un bodeguero que trabaja con productos químicos de limpieza y superficies mojadas necesita botas totalmente impermeables con suela antideslizante. Un operario de una planta de automoción requiere protección frente a hidrocarburos y posibles caídas de objetos pesados. Un albañil necesita resistencia a la perforación y suela con relieve para terrenos irregulares. No hay una solución universal, sino una evaluación específica de cada caso.
Cuando el calzado equivocado provoca más que incomodidad
Las consecuencias de utilizar calzado inadecuado van más allá de un posible accidente puntual. La fatiga crónica, los dolores lumbares, las fascitis plantares y los problemas articulares son comunes en trabajadores que han utilizado durante años un calzado que no se ajustaba a sus necesidades biomecánicas.
Un trabajador que pasa ocho horas de pie sobre superficies duras necesita absorción de energía en el talón. Uno que camina sobre superficies irregulares necesita soporte lateral en el tobillo. Uno que trabaja en ambientes fríos requiere aislamiento térmico. Ignorar estos factores es condenar al trabajador a un deterioro progresivo de su salud musculoesquelética.
Entender la normativa EN ISO 20345:2022
La norma europea EN ISO 20345:2022 es el estándar que certifica el calzado de seguridad. Esta norma ha sido recientemente actualizada para incorporar nuevos requisitos y categorías que reflejan mejor las necesidades de los entornos laborales modernos. Todo calzado certificado bajo esta norma debe superar pruebas rigurosas de impacto, compresión, resistencia de materiales y ergonomía.
La norma establece que todo calzado de seguridad debe incorporar una puntera capaz de resistir un impacto de 200 julios y una compresión de 15 kilonewtons. Para ponerlo en contexto, 200 julios equivalen aproximadamente a la caída de un martillo de 2 kilogramos desde una altura de 10 metros sobre los dedos del pie.
Categorías básicas del calzado de seguridad
La norma clasifica el calzado en diferentes categorías según sus prestaciones. Esta clasificación permite a los responsables de prevención identificar rápidamente qué nivel de protección ofrece cada modelo.
SB (Seguridad básica): Representa el nivel de entrada. Incluye puntera de protección resistente a 200 julios, resistencia de los materiales y requisitos básicos de ergonomía. Es el mínimo para considerarse calzado de seguridad, pero raramente es suficiente para entornos industriales.
S1: Añade zona del talón cerrada, propiedades antiestáticas y absorción de energía en el talón. Es adecuado para almacenes y trabajos de interior donde no hay riesgo de perforación ni humedad. La propiedad antiestática evita la acumulación de cargas electroestáticas que podrían provocar chispas en ambientes con vapores inflamables.
S1P, S1PL y S1PS: Incorporan plantilla antiperforación a la categoría S1. La diferencia radica en el tipo de clavo contra el que están testadas. El S1P y S1PL resisten perforaciones de clavos de 4,5 mm de diámetro, mientras que el S1PS está testado con clavos de 3 mm, ofreciendo mayor flexibilidad pero una protección ligeramente inferior. Son esenciales para entornos donde existe riesgo de pisar clavos, astillas de madera o metal.
S2: Suma al S1 la resistencia a la penetración y absorción de agua en la parte superior del corte. Esto no significa que sea impermeable, sino que retarda la penetración de agua durante un tiempo determinado. Es adecuado para trabajos en exteriores con posibilidad de humedad o pequeñas salpicaduras.
S3, S3L y S3S: Representan la categoría más utilizada en la construcción y la industria pesada. Combinan todas las prestaciones del S2 con plantilla antiperforación y suela con relieve para mejorar la adherencia en terrenos irregulares. Las variantes L y S diferencian el grosor del clavo contra el que están testadas las plantillas antiperforación.
S6: Nueva categoría introducida en 2022 que combina las prestaciones del S2 con impermeabilidad total. Es ideal para entornos muy húmedos donde se necesita protección frente al agua pero no se requiere suela con relieve.
S7, S7L y S7S: Las categorías más completas introducidas en 2022. Ofrecen todas las prestaciones del S3 con impermeabilidad total. Son perfectas para construcción en condiciones de humedad extrema o trabajos en exterior bajo la lluvia.
Categorías para botas de polímeros y caucho
Las botas de caucho o polímeros están pensadas para entornos con mucha humedad o contacto directo con líquidos. Son habituales en el sector agrario, la industria alimentaria, las bodegas y la limpieza industrial.
S4: Equivalente al S1 pero en formato totalmente impermeable. Incorpora zona del talón cerrada, propiedades antiestáticas, absorción de energía y suela con relieve. Es la bota estándar para trabajos con agua pero sin riesgo de perforación.
S5, S5L y S5S: Añaden plantilla antiperforación a la categoría S4. Son esenciales para trabajos en el campo, bodegas durante la vendimia o industrias donde se combina la humedad con el riesgo de pisar objetos punzantes. Las variantes L y S indican diferentes niveles de resistencia a la perforación.
Requisitos adicionales: protecciones específicas
Más allá de las categorías básicas, la normativa define una serie de requisitos adicionales que se pueden combinar según las necesidades específicas de cada entorno laboral. Estos requisitos se identifican mediante pictogramas que aparecen marcados en el calzado.
Resistencia a la perforación
P: Plantilla metálica resistente a perforación con clavo de 4,5 mm de diámetro. Es el sistema tradicional, muy eficaz pero añade peso al calzado.
PL: Plantilla no metálica (normalmente de materiales textiles de alta resistencia como Kevlar o Twaron) resistente a perforación con clavo de 4,5 mm. Ofrece la misma protección que la metálica pero con menos peso y sin conducción térmica.
PS: Plantilla no metálica resistente a perforación con clavo de 3 mm. Proporciona más flexibilidad que las anteriores, ideal para trabajos que requieren mayor movilidad del pie.
Propiedades eléctricas
A (Antiestático): Es el requisito más común en entornos industriales. El calzado disipa las cargas electroestáticas hacia tierra de forma controlada, evitando la acumulación que podría provocar chispas en ambientes con gases o polvo inflamables. La resistencia eléctrica se encuentra entre 0,1 y 1.000 megaohmios.
C (Conductor): El calzado permite el paso de la electricidad de forma más rápida que el antiestático. Se utiliza en entornos muy específicos donde es necesario eliminar rápidamente cualquier acumulación de carga. La resistencia es inferior a 0,1 megaohmios.
ESD (No incluido en la norma ISO 20345 pero relevante): Electro Static Discharge. Es un requisito más estricto que el antiestático, pensado para entornos donde se manipulan componentes electrónicos sensibles. La resistencia se encuentra entre 0,1 y 100 megaohmios.
Protección térmica
HI (Heat Insulation): Aislamiento del calor del fondo del calzado. La suela impide que el calor de superficies calientes se transmita al pie. Se evalúa colocando el calzado sobre una superficie a 150°C y midiendo el incremento de temperatura en el interior.
CI (Cold Insulation): Aislamiento del frío del fondo del calzado. Es esencial para trabajos en cámaras frigoríficas, almacenes refrigerados o trabajos en exterior en invierno. La suela impide que el frío del suelo se transmita al pie.
HRO (Heat Resistant Outsole): Suela externa resistente al calor por contacto. Debe resistir temperaturas de hasta 300°C durante un minuto sin fundirse, deformarse o desprenderse de la parte superior. Es indispensable para trabajos con asfalto caliente, fundición o soldadura.
Resistencia química y mecánica
FO (Fuel Oil resistant): Suela resistente a los hidrocarburos. El material de la suela no se deteriora en contacto con aceites, combustibles, grasas u otros productos derivados del petróleo. Es esencial en la industria de la automoción, talleres mecánicos y estaciones de servicio.
WR (Water Resistant): Calzado resistente al agua. Nueva designación de 2022 que indica impermeabilidad total del calzado, no solo retardo en la penetración sino impermeabilidad absoluta.
WPA (Water Penetration and Absorption): Penetración y absorción de agua controlada. Se evalúa sumergiendo parcialmente el calzado en agua y midiendo cuánta agua penetra y se absorbe durante un tiempo determinado. Es el requisito que diferencia el S1 del S2.
CR (Cut Resistant): Corte resistente a los cortes. El material de la parte superior está reforzado para resistir cortes de materiales afilados o maquinaria. Se evalúa con cuchillas rotativas aplicando presiones normalizadas.
SC (Scuff Cap): Resistencia a la abrasión de la zona de la puntera. Refuerzo adicional en la puntera para aumentar la durabilidad en entornos donde el calzado choca constantemente con superficies abrasivas. Introducido en 2022 para responder a la demanda de industrias que necesitaban mayor vida útil del calzado.
Protección estructural adicional
M (Metatarsal protection): Protección del metatarso. Incluye una protección rígida que cubre la parte superior del pie, no solo los dedos. Es esencial para entornos donde pueden caer objetos pesados sobre la zona del metatarso, como en la carga y descarga de materiales pesados.
AN (Ankle protection): Protección del tobillo. El calzado incorpora refuerzos laterales que protegen los tobillos frente a golpes laterales o torsiones. Es especialmente relevante para trabajos en terrenos irregulares donde existe riesgo de esguinces.
Resistencia al deslizamiento
Las caídas al mismo nivel representan una de las causas más frecuentes de accidentes laborales, a menudo con consecuencias graves. La nueva normativa 2022 ha simplificado y endurecido los requisitos en este aspecto.
SR (Slip Resistance): Resistencia al deslizamiento. Nueva designación unificada que sustituye a las antiguas SRA, SRB y SRC. Para obtener el marcado SR, el calzado debe superar pruebas de resistencia al deslizamiento sobre superficie cerámica con detergente (antiguamente SRA) y sobre acero con glicerina (antiguamente SRB). Es un estándar más exigente que unifica los criterios.
LG (Ladder Grip): Agarre para escaleras. Nueva categoría de 2022 que certifica que la suela tiene un diseño adecuado para proporcionar adherencia en peldaños de escaleras metálicas. Es especialmente relevante para sectores de la construcción y mantenimiento industrial.
Ergonomía y confort
E (Energy absorption): Absorción de energía en la zona del talón. El calzado incorpora materiales que absorben el impacto en cada paso, reduciendo la carga sobre la estructura esquelética. Es un requisito presente en todas las categorías desde S1 en adelante. Los materiales habituales son EVA (etileno-vinil acetato) o PU (poliuretano).
Cómo elegir el calzado adecuado: evaluación de riesgos
La selección del calzado de seguridad no es una cuestión de azar ni de estética. Debe partir siempre de una evaluación de riesgos del lugar de trabajo que identifique:
Riesgos mecánicos: Caída de objetos, golpes con objetos inmóviles, pisar objetos punzantes o cortantes.
Riesgos térmicos: Contacto con superficies calientes o frías, ambiente con temperaturas extremas, proyección de materiales fundidos.
Riesgos eléctricos: Acumulación de cargas electroestáticas, riesgo de chispas en ambientes con gases inflamables.
Riesgos químicos: Contacto con aceites, combustibles, ácidos, bases u otros productos químicos.
Riesgos de caída: Superficies resbaladizas, irregulares, trabajos en altura con necesidad de utilizar escaleras.
Factores ergonómicos: Tiempo que se pasa de pie, tipo de superficie donde se camina, necesidad de flexibilidad o estabilidad.
Solo con esta evaluación completa se puede determinar qué combinación de categoría básica y requisitos adicionales es la adecuada. Y esta evaluación debe ser realizada por un técnico en prevención de riesgos laborales, no puede ser una decisión arbitraria.
El mantenimiento: el aliado invisible de la seguridad
El mejor calzado de seguridad del mundo no sirve de nada si no se mantiene adecuadamente. La vida útil de un calzado de seguridad depende de múltiples factores: frecuencia de uso, condiciones ambientales, tipo de superficie donde se camina y, sobre todo, mantenimiento.
Es importante inspeccionar regularmente el estado de la suela, buscando desgaste irregular que podría indicar problemas biomecánicos de la marcha. Comprobar que la puntera no presenta deformaciones ni grietas. Verificar que las costuras están intactas y que no hay separación entre la suela y la parte superior. Y, fundamentalmente, sustituir el calzado cuando se detecten signos de deterioro, aunque externamente parezca en buen estado.
La limpieza también es crucial. Un calzado sucio acumula partículas abrasivas que aceleran el deterioro de los materiales. Además, la humedad acumulada puede provocar problemas fúngicos y bacterianos que afectan la salud del pie. El calzado debe limpiarse regularmente con los productos adecuados según el material, y debe dejarse secar completamente antes de volver a utilizarlo.
La inversión en seguridad es inversión en productividad
A menudo se percibe el calzado de seguridad como un coste que hay que asumir para cumplir con la legislación. Esta visión es profundamente equivocada. Un trabajador con calzado adecuado es un trabajador más seguro, más cómodo, menos fatigado y, por tanto, más productivo.
Las bajas laborales por accidentes en los pies o por problemas musculoesqueléticos derivados de calzado inadecuado tienen un coste económico muy superior a la inversión en calzado de calidad. Además, el coste reputacional de un accidente laboral grave, en términos de imagen corporativa y de capacidad para atraer talento, es incalculable.
Por ello, en NAPA Seguridad Laboral defendemos que la seguridad no es un coste sino una inversión. Una inversión en las personas, en su salud y bienestar, que revierte directamente en la competitividad de la empresa.
Asesoramiento profesional: la clave para acertar
La complejidad de la normativa, la diversidad de categorías y la multiplicidad de requisitos adicionales hacen que la selección del calzado adecuado requiera conocimientos especializados. No se trata solo de leer el marcado, sino de interpretarlo en el contexto específico de cada lugar de trabajo.
En NAPA Seguridad Laboral, con sede en Vilafranca del Penedès, contamos con técnicos especializados en prevención de riesgos laborales que realizan evaluaciones personalizadas de cada entorno de trabajo. Analizamos los riesgos específicos, consideramos las particularidades de cada sector y recomendamos la solución más adecuada, equilibrando protección, confort y coste.
Trabajamos con las principales marcas fabricantes, lo que nos permite ofrecer un amplio catálogo que cubre desde las necesidades más básicas hasta los requisitos más exigentes de sectores especializados. Y, fundamentalmente, ofrecemos un servicio de seguimiento para asegurar que el calzado seleccionado cumple las expectativas y adaptarlo si es necesario.
La seguridad de sus trabajadores es nuestra prioridad. Contacte con nosotros para una evaluación sin compromiso de su entorno laboral. Porque garantizar la seguridad es garantizar el futuro de su empresa.